CGT NOTICIAS

A Sandra Gibert, directora general de Unísono

A Unísono no le salen las cuentas ni para repartir felicitaciones. Como si tuvieran la cabeza –y las intenciones– siempre en  otra parte. Durante los últimos días, aquellas personas que lleváis
ya 21 años en la empresa habréis recibido una felicitación por parte de Sandra Gibert, indicándoos que os felicitan por llevar 20 años en Unísono. O llegan  un año tarde, o se han comido un año.

Lo que no dicen en esa felicitación es que, en los  últimos dos años, más de trescientas personas de entre  las que tenían más de diez años de antigüedad, han  abandonado la empresa; casi todas ellas por despidos,  todo hay que decirlo. Despidos que los tribunales han  declarado improcedentes en su inmensa mayoría, sin  causa justificada.

Porque si tienes un contrato de 39 horas semanales, da lo mismo que pienses que, por tu antigüedad,  estás un poco más protegida frente al despido. Eso, a  la empresa, y a tenor de esos datos que son rotundos,  parece que les da un poco lo mismo. De hecho, recientemente se han producido algunos muy sangrantes: baja productividad mientras dichas personas se encontraban de baja médica, o por insubordinación a sus superiores jerárquicos en idénticas circunstancias. Todo ello,  mientras siguen contratando “a puntapala” mediante ETT. Con peores condiciones, con  menos garantías aún, y con la espada de Damocles sobre el cuello desde el primer día: a  la mínima, no les renuevan el contrato y más carne para la picadora.

Eso sí, que no falten videos corporativos donde la propia Sandra Gibert, o María del  Pino, nos hablen de sus “valores”, del “compromiso” con la plantilla y demás palabrería que  no compadecen los hechos del día a día. Se trata de una empresa a la que hay que llevar  de las orejas a los tribunales, un día sí y otro también, para que cumpla con los más elementales preceptos legales.
Esa es la realidad incontestable de Unísono.

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